El proyecto consiste en realizar letras e ilustración a gran escala para decorar siete columnas en varias plantas del Primark Gran Vía — Madrid. Las piezas están basadas en un tipo de composición muy orgánica que crea movimiento alrededor de las columnas. Pretende evocar la idea de descubrimiento y reflejar el eco de la historia del edificio a través de jergas y expresiones tradicionales de la capital. La voz de la calle se tatúa sobre el hormigón como si fuese piel camuflándose en el bullicio habitual de la tienda.
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